(2) El domingo de susto
¡Hoy es Halloween! El día que tanto he anhelado que llegue. Bueno, cada troll decente y respetable espera Halloween con ansiedad. O sea… ¿Truco o trato? ¡Obvio que truco!
Pero empecemos desde el principio.
Me he despertado hoy con una idea brillante. Tengo una vecina que es muy miedosa. Se llama Alice. Ella no sabe cuál es mi verdadera profesión, piensa que trabajo en una editorial. A este punto ya mi idea debe ser bastante obvia. ¡Voy a asustarla! Como un buen troll que soy.
Decidí entrar a su casa bajo el pretexto de llevarle unos caramelos para cuando vengan los niños a tocar su puerta.
— ¡Hola, vecino! — me saludó.
— Hola, querida vecina. — le respondí con una sonrisa sincera — Te he traído unos caramelos para salvarte de los trucos de los pequeños.
Sonrió y me invitó a tomar un té con ella. ¡Toma ya! El primer punto de mi plan brillante marcado.
Me dejó solo en la sala mientras se fue a hacer el té, así que tuve que aprovechar esta oportunidad. Tan silenciosamente como me era posible caminé hacia su dormitorio.
Cuando llegué al dormitorio, saqué de mi bolsillo una araña bastante grande. Bueno, más grande de las que normalmente se puede encontrar en la casa. Pues saqué la araña y la coloqué encima de la puerta de tal manera que cuando Alice entre a su dormitorio, se le caerá encima de la cabeza. ¡Ja! Un truco bien viejo, ¡pero qué bueno!
Habiendo preparado mi bromita, regresé a la sala y justo a tiempo porque Alice ya venía con dos tazas de té. Hablamos un ratito y me fui.
Al salir de su patio escuché un grito que me dio tanta satisfacción que casi reí en voz alta, pero al fin y al cabo solo lo hice por dentro.
Unos cuanto minutos después recibí un SMS. Decía: “¡Menudo susto me has dado! Y gracias por el consejo, ja ja…”. Y este sería el momento para deciros que junto con la arañita le dejé a mi vecina una pequeña nota. En la nota puse: “Alice, me encanta tenerte como vecina, eres muy amable, pero… cambia ya ese corte de pelo de casco, por favor.”, y mucho más abajo escribí: “¡Broma! Eres increíble - ¡sigue siéndolo!”.
Así de fácil logré darle el mayor susto de su vida (ay, olvidé mencionaros que Alice tiene aracnofobia…) y alegrarle el día. ¡A que soy el mejor troll que habéis conocido!
Con muchos caramelos,
Vuestro Troll
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